Si uno no es un asiduo cliente en el mundo de las traducciones, toda la terminología del ambiente puede confundirlo. ¿Cuál es la persona con la cual uno debe comunicarse en primera instancia? ¿Un ejecutivo de cuentas, coordinador de proyectos o directamente un traductor?
El ejecutivo de cuentas es aquel vendedor que constituye en la mayoría de los casos el primer contacto entre el cliente y la empresa. Entre sus tareas se encuentran gestionar las cuentas de la compañía, aconsejar al cliente e informarle al coordinador de proyectos sobre las necesidades del cliente y las especificaciones del proyecto a desarrollar.
El coordinador de proyectos se encarga de otro tipo de tareas como por ejemplo la de cotizar el tiempo que va a llevar realizar la traducción de él o los documentos que el cliente necesita. El tiempo va a depender de distintos factores tales como la cantidad de pasos necesarios para alcanzar una traducción adecuada (por ejemplo traducción y edición) y el formato en el cual se encuentra el original. También es él quien determina el costo final del proyecto de traducción.
Como diferencia principal entre ambos, podríamos concluir que el ejecutivo de cuentas se concentra en las necesidades del cliente mientras el coordinador de proyectos se focaliza en los recursos de traducción.
Una vez finalizada la cotización, el coordinador de proyectos se la envía al vendedor, quien a su vez se la comunica al cliente. Es de vital importancia que la comunicación entre ambos sea clara y expedita.
Si el cliente está de acuerdo con lo cotizado, ¡es momento de empezar el proyecto! En esta instancia, el coordinador de proyectos es el encargado de reunir el equipo de traductores, editores y/o demás especialistas necesarios para llevar adelante el proyecto.
Los dos agentes principales en esta etapa son el traductor y el editor. Si bien el objetivo de ambos profesionales es el mismo, realizar una traducción de calidad, las tareas que llevan a cabo son muy distintas. El traductor es el primero en trabajar sobre el texto original, su tarea es la de transmitir el contenido del mismo en el o los idiomas meta (aquellos especificados por el cliente). El editor, por su parte, trabaja sobre la traducción, concentrándose en el vocabulario utilizado, la gramática y el estilo del texto.
Finalmente, y para asegurar la máxima calidad posible, se realiza una revisión del texto traducido y editado. Esta revisión es llevada a cabo por una tercer persona quien se concentra en la puntuación, ortografía, coherencia y cohesión del texto.