En general, cuando escuchamos las palabras “editor” o “edición”, lo primero que se nos viene a la mente es el trabajo que se hace en una editorial. Sin embargo, hace ya bastante, tiempo ha surgido una nueva forma de edición, aquella que se hace en el ámbito de la traducción. En esta entrada, vamos a ver cuáles son las diferencias.
El proceso de traducción tiene, por lo general, tres pasos: la traducción, la edición y la revisión. En el primero, se traduce desde cero el texto original a la lengua meta; en el segundo, se hace un control de esa traducción y, en el tercero, se revisa solo el texto traducido para asegurar su fluidez y corrección. Podemos decir, entonces, que el segundo paso del proceso se trata de una edición bilingüe, dado que se trabaja con los dos idiomas.
En la edición bilingüe, lo que hace el editor es corregir el texto traducido y contrastarlo con el texto de origen. La idea es mejorar el texto de llegada y asegurarse de que sea fiel al original, de que se haga un uso apropiado de la lengua y de que se adapte al mercado y la cultura en los que se va a utilizar. El editor bilingüe puede corregir cuestiones ortotipográficas (tildes, mayúsculas, etcétera) y gramaticales, cambiar el orden de los elementos dentro de una oración y, a lo sumo, juntar dos o tres oraciones para organizar mejor el texto, pero no mucho más que eso. Está claro que debe respetar siempre el sentido y el formato del texto fuente.
La edición de editorial es un proceso largo que consta de varios pasos: corrección de estilo y redacción, diagramación y diseño gráfico, impresión o edición digital y, finalmente, la etapa de difusión, promoción y distribución. En esta oportunidad, no vamos a describir todo el proceso (hablaremos de eso con más detalle en otra entrega), solo vamos a dedicarnos a hablar del primer paso que mencionamos, el que más relación tiene con la parte lingüística.
Supongamos que escribimos un libro y queremos publicarlo. Idealmente, lo primero que tenemos que hacer es pedirle a un editor o a un corrector de estilo que revise el texto. Esta revisión se hace tanto desde un punto de vista normativo como estilístico. Lo que se busca es obtener un texto que, además de ser gramaticalmente correcto, se lea con fluidez. En comparación con la edición bilingüe, aquí el editor (o corrector) tiene más libertad para reorganizar el texto: puede unir o separar oraciones y párrafos, agregar títulos y subtítulos y, si lo considera necesario, también puede sugerir reubicarlos y hasta eliminarlos. La idea es hacer una limpieza del texto para que resulte más legible. De más está decir que todos estos cambios deben ser aceptados por el autor, siempre se debe llegar a un acuerdo entre lo que es normativamente correcto y lo que prefiere quien escribió el texto. En definitiva, él es el dueño del escrito y quien tiene la última palabra.
Más allá de la cantidad de idiomas con los que se trabaje y de la medida en que cada tipo de edición permita que se modifique el texto, podemos decir que ambas tienen el mismo objetivo: lograr un texto correcto, fluido y que se adecue al lector. En cualquiera de los casos, el editor debe respetar el sentido del texto original y la voluntad del autor. Los dos tipos de edición tienen más puntos en común de lo que pensamos.
Trusted Translations ofrece tanto el servicio de edición bilingüe como el de edición de editorial. Si necesita ayuda, no dude en comunicarse con nosotros.