¿Dos horas o veinte años?
Muchas personas desconocen el proceso de traducción y, al momento de averiguar precios, piden descuentos. Trabajar sobre una lista de precios de artículos de un área especializada no requiere de las mismas habilidades que un texto periodístico, ni tampoco se necesitan las mismas competencias para el campo de marketing que para el ámbito legal.
Por eso, existe un motivo central, subyacente, por el cual no todas las traducciones se cobran de la misma manera. Para explicarlo, nada mejor que esta historia.
Resulta que había un periodista experto en música clásica y muy reconocido en el medio. Un buen día, lo llama el editor de Espectáculos de un periódico y le pide si “por favor” puede escribir unas 1000 palabras “de urgencia” por el bicentenario del estreno de la Primera Sinfonía de Beethoven y un análisis de la obra.
El experto respondió que sí y a las dos horas entregó el trabajo. En el momento de cobrar por él, vio con disgusto la suma que iban a pagarle.
“¿Le parece mal?”, preguntó el editor.
“Sí, la verdad es que es muy poco”, respondió el experto.
“Bueno, al fin y al cabo, fueron dos horas de trabajo.”
“No se equivoque”, le contestó el experto. “Escribir este análisis no me llevó dos horas; me llevó 20 años.”
La historia puede ser completamente extrapolada para explicar el costo de las traducciones. Este tipo de trabajos intelectuales conlleva muchos años de formación, de aprendizaje a través de pruebas y correcciones, de inversión en herramientas, de actualizaciones y de especializaciones en algunas áreas en particular.
Por eso, la próxima vez que se enfrente a evaluar el costo de una traducción, piense cuánto tiempo hay detrás de ese tiempo.
Versión en inglés: Two hours or twenty years