Hace algunas semanas aprendimos bastante sobre los diferentes orígenes de los días de la semana. ¡Es increíble que a veces crees algo toda tu vida y luego resulta que estabas equivocado! Por ejemplo yo siempre equiparé los días de la semana con los planetas; sin embargo, mediante la investigación que realicé para el último artículo, me di cuenta de que, de hecho, desde hace muchos siglos las personas se refirieren a planetas, dioses, guerreros, etc. para nombrar las cosas importantes para ellas. También noté que diferentes culturas tomaron prestadas ideas y nombres de otras culturas, y las adaptaron y modificaron según su propia línea de pensamiento. Siempre es sumamente interesante ver cuán creativos e imaginativos eran los seres humanos, y todavía lo son.
Esta vez me pregunté sobre qué podía escribir y qué viene después de los días de la semana, y son por supuesto ¡los meses del año! Al igual que antes, los meses reciben su nombre según las ideologías romanas. Sin embargo, algo que me llamó la atención fue descubrir que en el calendario romano había 10 meses originariamente, de los cuales el primero era marzo y el último diciembre (los últimos meses llevan el nombre del número según el orden). ¡Parece que los dos primeros crudos meses de invierno no recibieron nombre! Aproximadamente en el año 700 a.C., el rey de Roma en aquel momento, el legendario y famoso Numa Pompilius, agregó enero y febrero y los colocó al comienzo del año.
Enero, en inglés “January”, recibe su nombre en honor al dios Janus, que suele representarse con dos caras, ya que mira tanto al pasado como al futuro. Se lo conoce como el protector de las puertas y entradas, y más importante, de los comienzos y las transiciones.
Febrero proviene de la palabra en latín “februa”, que significa “limpiar”. Este mes representaba a Februalia, el festival romano de purificación y expiación. Este festival tenía lugar del 13 al 15 de febrero.
Marzo (originalmente el “primer” mes del calendario antiguo) lleva el nombre de Marte, el dios romano de la guerra. Si lo recuerda, el día martes también recibe el nombre de este reconocido dios.
Abril parece tener dos orígenes. Uno es de la palabra en Latín “aperire”, que significa “abrir”, posiblemente en referencia a la primavera y la nueva vida de las plantas. La otra versión bastante diferente es que recibió el nombre de la diosa Afrodita.
Mayo recibe el nombre de la diosa Maia, que significa y representa el concepto del crecimiento.
Junio recibe el nombre de otra diosa, Juno, que era la protectora de las mujeres.
Nota: Es posible que mayo provenga de la palabra en Latín “maiores”, que significa “personas mayores” y junio, de la palabra “juvenis”, que significa “joven”.
La próxima semana analizaremos el origen del resto de los meses del año.
Traducción del original de Victoria V.