Es indiscutible que hoy en día la traducción técnica está en auge. El mundo está cada vez más conectado; las empresas contratan cada vez más a profesionales de diferentes nacionalidades que no hablan el mismo idioma; y los mercados se han ampliado tanto que muchas pequeñas compañías se han expandido y venden sus productos en otros países. Para que todo esto pueda funcionar de forma correcta, la traducción técnica es clave. Pero para que sea eficaz, debe estar bien hecha. Los siguientes son algunos consejos que se deben considerar para realizar un trabajo de calidad.
En primer lugar, el traductor técnico debe tener en cuenta su área de especialización a la hora de evaluar un proyecto. Para este fin, debe leer el manual que se propone traducir en su totalidad. Este paso previo le permitirá ahorrar tiempo y empaparse del tema, el estilo y la terminología utilizada. Muchas veces, al principio aparecen palabras o conceptos que no se entienden del todo, pero que quedan muy claros una vez leído todo el documento.
Otra herramienta muy útil es crear un glosario con las palabras técnicas más comunes, que permitirá unificar la terminología empleada y tenerla a mano cada vez que se repita. Además, en el largo plazo, el traductor podrá ahorrar tiempo en trabajos similares. Al crear estos glosarios, en especial si se utilizan herramientas de traducción asistida, se puede incluir no solo el término en cada idioma, sino su definición, ejemplos y aclaraciones para su uso correcto. Si participarán otros traductores o revisores en el proyecto, es muy importante incluir la fuente donde se obtuvo la información.
Utilizar un software de control de calidad es clave para lograr un trabajo excelente. Los manuales suelen tener partes similares o incluso iguales —por ejemplo, las leyendas de advertencia o seguridad— que, en su versión traducida, también deben mantener la fidelidad. Precisamente en cuanto a estos importantes términos que señalizan las condiciones riesgosas, es de gran importancia conocer las recomendaciones de la Organización Internacional de Normalización (ISO, por sus siglas en inglés).
Si el traductor tiene dudas con respecto al contenido del texto fuente, no debe tener miedo de consultar con el cliente. Muchas veces este desconocimiento es el resultado de un error en el documento original; en otros casos, se ha omitido una parte del texto, o simplemente se utilizan expresiones y abreviaturas propias del cliente con las que el profesional de la traducción no tiene por qué estar familiarizado. Siempre hay que solicitar documentación de referencia, tanto en la lengua fuente como en la lengua meta. Otro recurso valioso es el leer todo el sitio web del cliente, ya que esto tal vez nos ayude a despejar dudas.
Como verán, la traducción técnica es una especialización en sí misma, que debe tomarse con mucha seriedad para lograr un buen trabajo. No dude en contactarse con Trusted Translations para solicitar traducciones de este tipo.