Diariamente el inglés evoluciona de diferentes maneras, ya sea a través de términos nuevos en uso (como se comentó la semana pasada), expresiones nuevas o cambios en la forma en que utilizamos determinadas palabras con un uso ya conocido. Las conjugaciones verbales en pasado son un punto de referencia perfecto para analizar esta situación. Me acordé de esto cuando leí un breve pero interesante artículo de Denise Gellene en el L.A. Times titulado “How English Adds the -ed” (El agregado de la desinencia -ed en inglés). El artículo se centra en el cambio de los verbos regulares a irregulares con el transcurso del tiempo y cita un estudio realizado por un teórico evolucionista de Harvard que destina “semividas” a los verbos similares a aquellas que se asignan a los genes en el estudio de la evolución biológica. Curiosamente, el verbo que sigue en la lista de las modificaciones oficiales es “wed”.
Desde mi perspectiva, esto significa que los cambios en los idiomas no son tan “aleatorios” ni impredecibles como generalmente se cree. Si los científicos (quienes, de hecho, saben mucho más sobre el tema de lo que yo sé) pueden calcular, aproximadamente, cuándo un verbo caerá en desuso en su forma actual (según el artículo, “be” y “have” serán los que más demorarán en cambiar…en unos 38.800 años), entonces podrán desglosar muchos otros aspectos del desarrollo del idioma durante el transcurso de la historia a corto y largo plazo. ¿Quién más cuenta con otra información confiable sobre el tema? Seguramente la evolución científica del argot o tal vez la cantidad de palabras utilizadas por oración ya se habrán analizado en algún punto.