El otro día me reuní con una colega de la profesión que se dedica principalmente a la interpretación más que a la traducción, y nos contaba que una empresa la había llamado porque necesitaba una “intérprete simultánea” para un trabajo que duraría tres días. Cuando preguntó en qué consistía el trabajo, si se trataba de una conferencia (pues es lo más habitual cuando se pide este tipo de servicio) le dijeron que no, el trabajo consistía en acompañar a una persona de habla inglesa en unas demostraciones de peluquería y que ella le iría “traduciendo” sobre la marcha.
¿Y a qué viene que cuente todo esto? Pues a que me doy cuenta de que sigue habiendo cierto desconocimiento sobre la figura del intérprete y del traductor, y las correspondientes y diferenciadas labores que cada uno realiza, que no quedan del todo claras a muchas personas y empresas.
A continuación, me gustaría recoger brevemente las principales diferencias entre estos dos tipos de servicio, que si bien tienen cosas en común pues en ambos el profesional debe tener un excelente conocimiento tanto de la lengua de origen como de la propia, la realización de su tarea es bien diferenciada.
Cuándo debemos pedir un servicio de traducción
La traducción es trasladar de manera fiel lo que dice un texto escrito en un idioma a otro idioma diferente. Por tanto, estaríamos hablando de texto, texto recogido en diferentes formatos, pero siempre texto.
Por tanto, una empresa recurrirá a este servicio si tiene contenido escrito en un idioma y quiere traducirlo a otra lengua, por ejemplo, un libro, un manual de instrucciones, correos comerciales, expedientes académicos, o una página web (algo de fundamental importancia en el mundo globalizado de hoy).
El cliente debe saber, que a su vez, las tarifas, los tiempos de entrega, etc. pueden variar dependiendo de la materia de la que trate el texto en cuestión, es decir, no es lo mismo traducir un correo de bienvenida a los trabajadores que el manual de un aparato de diálisis (cuya precisión y exactitud en la traducción podría provocar la lesión e, incluso muerte, de una persona).
Cuándo debemos pedir un servicio de interpretación
Al contrario que en el caso de la traducción, recurriremos a este servicio cuando la vía de transmisión sea la oral, es decir, cuando necesitemos trasladar a otro idioma lo que está diciendo oralmente una persona. Los entornos en los que esta situación puede presentarse son diversos y dependerá de las características de cada uno de ellos qué tipo de servicio de interpretación se requerirá, pues no será el mismo si necesitamos un intérprete para una conferencia, una pequeña reunión entre empresas internacionales, etc..
A grandes rasgos, existen cuatro tipos de interpretación:
– Simultánea: consiste en reproducir oralmente el discurso que pronuncian uno o más oradores en tiempo real, sin detenerse ni hacer pausas. Normalmente, se realiza esta tarea desde una cabina insonorizada; el intérprete escucha el discurso a través de auriculares y lo reproduce al idioma de la audiencia, que lo escuchan a través de equipos receptores.
– Consecutiva: en este caso, no es necesaria una cabina insonorizada sino que el intérprete escucha el discurso del orador, que hará pausas cada cierto tiempo para que el intérprete vaya reproduciendo el mensaje, la principal diferencia con el servicio anterior es el hecho de que el orador haga pausas en su discurso.
– Chuchotage: normalmente, el intérprete dirige la reproducción del discurso a una o dos personas únicamente, susurrándoles al oído.
– Enlace o acompañamiento: el intérprete reproduce el discurso de un orador a un pequeño grupo de personas, la relación de comunicación entre el profesional y el cliente es más cercana y suele utilizarse en presentaciones de productos, ferias o comidas de trabajo.
No obstante, cuando recurra a una empresa de traducción, los buenos vendedores sabrán orientarlo y explicarle cuál es el mejor servicio que se adapta a sus necesidades.