Frecuentemente nos encontramos frente a la disyuntiva de determinar si la traducción que revisamos fue buena o mala.
Como profesionales, nuestras opiniones deben estar debidamente fundadas y no ser el producto de nuestro estado de ánimo o de la simpatía o amistad que nos une al traductor en cuestión.
Hay algunos factores objetivos que pueden determinar claramente qué traducciones no alcanzan a cubrir los parámetros mínimos de calidad.
1. La traducción deberá contener todos los párrafos y oraciones del documento original. Los sinónimos en las enumeraciones del documento original deberán aparecer en la traducción. De lo contrario, la traducción estará incompleta y no contendrá todas las ideas que quiso plasmar el autor del documento original.
2. La traducción no puede alterar en forma evidente el objetivo/sentido del documento original. Por ejemplo, una traducción no debería decir esto: «En caso de que le surjan dudas sobre nuestros servicios, llame al Servicio de Atención al Cliente e intentaremos ayudarlo según nuestras posibilidades». Seguramente la empresa quiere ayudar a los clientes a resolver sus inquietudes y, ¿quién puede ser más idóneo para lograrlo?
3. Antes de entregar la traducción, el traductor deberá leerla para controlar que ha cumplido con los puntos 1 y 2 señalados anteriormente y para corregir los errores involuntarios de ortografía y gramática. En este aspecto, resultan muy útiles los correctores automáticos de ortografía y gramática.
4. La traducción deberá tener una redacción lo más fluida posible para facilitar su lectura y, por ende, la comprensión del documento y lograr así la transmisión de la idea. En este sentido, hay que destacar que las preferencias lingüísticas no tienen la envergadura necesaria para constituir errores.
5. Antes de entregar el proyecto, el traductor deberá controlar que entrega todos los archivos correspondientes al proyecto para evitar, dentro de lo posible, tener que hacer distintas entregas. Y en cuanto a la entrega, no podemos dejar de destacar que es esencial cumplir con la hora y el día de entrega a fin de que el documento traducido pase a la etapa siguiente dentro de su circuito comercial.
6. Y finalmente, lo más importante, que todas las partes que participan en el proyecto se comuniquen, hablen, aclaren dudas con la mejor predisposición y la mayor rapidez de parte de todos.
Pero hay que destacar que si bien podemos encontrar estos problemas en algún proyecto, lo importante es que mediante la implementación del punto 6 podemos prevenir los puntos anteriores o corregirlos.
¡A trabajar!