La coherencia terminológica es una de las principales premisas que deben tener bien presente tanto el traductor como el revisor en su labor diaria, si bien no siempre es fácil mantenerla en documentos excesivamente extensos aunque se utilice una memoria de traducción.
En muchas ocasiones los traductores y revisores tienden a pensar que sólo disponen de herramientas para asegurarse de la correcta ortografía de los textos, pero también podemos utilizar herramientas que nos ayudan a mantener la homogeneidad de términos, concretamente lo que se denominan “listas negras” (blacklist).
¿En qué consiste?
Se trata de elaborar una lista de palabras “prohibidas” que el programa reconocerá cuando se escriban y avisará al traductor (o revisor) de que debe comprobar el segmento antes de darlo por bueno, asegurándose así de que no se incluyan en el texto palabras que se estipuló expresamente que no debían aparecer.
¿En qué casos podemos aplicarlo?
Cada cliente tiene sus propias preferencias en lo que respecta al uso de determinados términos; por ejemplo, uno podría preferir “período” a “periodo” y otro la opción contraria, o incluso una traducción diferente para un mismo término y, puesto que ambos son correctos, los correctores ortográficos no los detectarán como erróneos o desconocidos complicando nuestra tarea de homogeneización.
En ocasiones, los clientes tienen usos muy particulares (o más bien…incorrectos) para determinados vocablos como, por ejemplo, el de “abstracto” en lugar de “resumen” para el término “abstract”. Aquí, los correctores ortográficos darán por erróneos esos términos del cliente aunque sabemos que en ese caso debemos considerarlos correctos y terminaremos por no hacer caso al corrector provocando descuidos que pueden generar problemas posteriores.
Queremos asegurarnos del uso que se ha hecho de las mayúsculas y minúsculas en algunos nombres que unas veces se escriben de una forma y otras de la contraria.
Aunque con la opción “buscar y reemplazar” del corrector de Word podrías comprobar todos estos términos, la pérdida de tiempo que supondría, especialmente en textos muy extensos, sería una solución totalmente impensable.
¿Con qué herramienta se puede utilizar la lista negra?
En este caso me voy a centrar en el uso que ofrece Wordfast, aunque existen varias herramientas (por ejemplo, OpenOffice) que ofrecen esta opción.
Wordfast permite crear una lista negra de términos que comprueba que no se dé por traducido un segmento que contenga un término de dicha lista. Cuando el programa detecta dicha aparición, se lo indica al usuario para que lo verifique.
La ventaja de la lista negra de Wordfast es que es fácil crearla y se pueden incluir tanto palabras solas como sintagmas.
Si hay algo que objetar es que no se puede utilizar en un texto que no sea bilingüe o no se haya escrito con MS Word, no sugiere alternativas para casos en los que detecta la palabra “prohibida” y no gestiona bien las listas demasiado extensas.
No obstante, es una herramienta nada desdeñable.