El mercado actual crece y se expande cada día más. Esto significa beneficios y riesgos, sin duda, y también significa que para ampliar el impacto y reforzar la posibilidad de ubicarse en este presente multicultural y globalizado, hay que hablar en el idioma de nuestro mercado.
Numerosos estudios confirman que un proveedor que habla el idioma de su mercado tiene una gran ventaja sobre aquellos que no han hecho esta adaptación. Siendo este el caso, observemos más de cerca la importancia de tener una postura más “manos a la obra” con el proceso de traducción, localización e internacionalización de la marca propia.
Si bien es importante que la agencia se ocupe y se comunique con el cliente clara y directamente, que señale el camino a seguir y disponga las opciones y cursos de acción que más benefician a cada cliente y su producto con respecto al país o comunidad a la que se está dirigiendo, es también muy importante que el cliente tenga a su disposición contactos que le permitan verificar y dirigir el tono que lleva el contenido en idioma destino. Con esto nos referimos a que el proceso de localización no es una traducción común y corriente, sino que se encarga también de proferir y transmitir la personalidad de la marca a sus nuevos y potenciales clientes o usuarios.
Si el cliente puede ofrecer, por ejemplo, un glosario o una lista de palabras y frases preferidas ante otras opciones de vocabulario, o si en caso contrario, puede señalar aquellas palabras de las que prefiere permanecer a una cierta distancia para protegerse de situaciones como similitud con el fraseo de su competencia, puede estar seguro de que esto será bienvenido y agradecido por la agencia, quien finalmente busca transmitir e impulsar a su cliente de la forma más satisfactoria y exitosa en esta nueva área de su desarrollo.
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