Hace unos días, BusinessGhana publicó un artículo breve, pero muy interesante sobre una nueva iniciativa implementada en Seúl, capital de Corea del Sur.
Debido a la masiva inmigración de mujeres extranjeras casadas con hombres surcoreanos, el Gobierno ha decidido revisar las reglamentaciones para permitir que más amas de casas trabajen como intérpretes o traductoras en empresas privadas y organismos gubernamentales, a fin de aprovechar los idiomas nativos de ellas y sus conocimientos sobre el idioma coreano.
El único requisito para que estas mujeres puedan desempeñar dicho empleo es que aprueben un examen en coreano y obtengan un Nivel 4 en este idioma. El Gobierno está analizando la posibilidad de facilitar el proceso y permitir que aquellas mujeres que califican en el Nivel 3 puedan trabajar como traductoras o intérpretes «auxiliares».
En este caso, se está tratando de modificar las normas para adaptarlas a nivel lingüístico de las personas.
Caso contrario es el de Ghana, país que incentiva a su población a que estudie idiomas extranjeros para lograr una comunicación efectiva con sus países limítrofes.
En este otro artículo, vemos el caso de este país africano que quiere promover el desarrollo y la cooperación en el continente, aumentar las transacciones comerciales y tener un mejor acceso al mercado laboral mediante el incentivo de la lectura y la escritura.
Estos dos casos, a pesar de ser diferentes, se asemejan en este aspecto: ambos quieren promover el aprendizaje de idiomas extranjeros para poder sobrevivir. Cada vez más países se suman a la industria de la traducción e interpretación con diferentes necesidades, pero con un mismo objetivo: subsanar la brecha cultural y romper las barreras lingüísticas impuestas por la globalización.
Versión en inglés: Housewife and Interpreter at the Same Time?